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TRM OFICIAL EN COLOMBIA

DE ACUERDO AL ARTÍCULO 88 DEL DECRETO 2685/99 la TRM aplicable al periodo comprendido entre el 11 y el 17 de Septiembre del 2015 es TRM para el 11 de Septiembre de 2015: $3.080,573

lunes, octubre 17, 2011

Más comida y carros 'gringos' en Colombia


Consumidores podrán tener alivio, pues las importaciones de alimentos podrían reducir la inflación.

Al entrar en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, ratificado por el Congreso de ese país el miércoles pasado, se abre la puerta para que las familias tengan alternativas 'gringas' a la leche, el pollo, la gallina y el huevo en la medida en que gradualmente se vayan bajando los impuestos de importación.

Además, la carne de res, el cerdo y el arroz podrían comprarse más baratos en los supermercados.

Este panorama de alivio gradual de los impuestos para traer los productos se comenzará a sentir cuando el TLC entre en vigencia, lo que se espera que suceda más o menos dentro de un año.

Mientras se esperan beneficios para el bolsillo de los consumidores, otras familias aguardan con inquietud, pues viven de la producción de este tipo de alimentos. Es decir, habrá comida barata, pero sacrificando a productores locales.

En cuanto al arroz, desde la entrada en vigencia del acuerdo podrán entrar 79.000 toneladas anuales, cifra que aumentará en 4,5 por ciento cada año.

De pollo, se esperan 26.000 toneladas, en especial de los llamados cuartos traseros, es decir, pierna, pernil y parte de la rabadilla.

A su vez se aguarda el ingreso de 400 toneladas de gallinas de desecho, animales de postura que terminan su ciclo productivo y van a la olla como 'gallina campesina', una carne dura y escasa de nutrientes, pero un plato con muchos consumidores en Colombia.

También, por la misma vía, entrará el maíz para los pollos (amarillo) y el de las arepas (blanco).

Para los paladares más exquisitos, se espera un contingente de 6.400 toneladas de carne de alta calidad, en la medida en que en los Estados Unidos se ceban animales de las razas hereford y aberdeen angus, consideradas las más finas del mundo.

Por el lado de los carros (que gozan de un comercio muy dinámico), de inmediato se verán algunos utilitarios 4 x 4 y tractocamiones. Otros tipos irán ingresando gradualmente a lo largo de diez años.

Pese al ingreso de estos, GM Colmotores ampliará su capacidad de producción para satisfacer un mercado potencial en Colombia de medio millón de carros al año.

Por último, en el comercio por Internet, hoy los envíos a través de ese medio entran como paquetes, es decir tienen un régimen simplificado de importación, el cual es máximo de 1.500 dólares; se pagan el IVA y un arancel del 10 por ciento.

Por ejemplo, la compra de computadores por Internet a empresas estadounidenses está exenta de IVA, una decisión tomada por el Gobierno en el 2006 con el fin de masificar el uso de las herramientas tecnológicas.

Se esperaría que en el inmediato futuro los dos países revisen lo concerniente al comercio electrónico, con el fin de eliminar el arancel vigente y aumentar el valor de las compras, tal como sucedió con el TLC entre México y los Estados Unidos.

Abecé
Facilidades para el comercio bilateral

¿Qué es el TLC con EE. UU.?
Es un acuerdo que facilita el comercio de bienes y servicios entre los dos países. Incluye la protección de las inversiones mutuas y la propiedad intelectual, normas ambientales, sanitarias y fitosanitarias y laborales y de acceso a los recursos de la biodiversidad, entre otros.

¿Cómo facilita el intercambio?

Con la eliminación inmediata o gradual de los aranceles (impuestos), teniendo en cuenta el impacto en determinados sectores o productos.

¿Cómo facilita la compra y venta de servicios?

Con el cumplimiento de las normas fijadas para la inmensa gama de servicios: turismo, educación, seguros, servicios financieros, asesorías, consultorías, etc. Se espera un aumento mutuo de las exportaciones de bienes y servicios, con lo cual se generará más empleo de calidad y mayores ingresos para los trabajadores de uno y otro país.

¿Cuándo entra en vigencia el TLC?

Cuando los dos países certifiquen que sus normas se ajustan al contenido del acuerdo, para lo cual, en el caso de Colombia, deben expedirse leyes, decretos y resoluciones. Parte de este compromiso ya ha sido cumplido. Se prevé que la hora cero llegará en un plazo de entre 6 y 18 meses.

¿Se podrán importar vehículos usados?

La importación de vehículos, ropa y cualquier otro producto usado está prohibida, salvo que el gobierno colombiano decida lo contrario. Lo que sí podrá ingresar son bienes clasificados como remanufacturados si cumplen las exigencias contempladas en el acuerdo.

¿Cómo será la eliminación de los aranceles?

La mayor parte de los bienes fue clasificada en dos grupos para el desmonte del arancel: los del grupo o canasta A, como frutas, algunas carnes, galletas y salsas, tendrán cero arancel desde el primer día de vigencia del acuerdo. Para los de la canasta B, como papel, tintas, vidrio y autopartes, la eliminación será gradual durante cinco años. Para el resto, los plazos superan los cinco años (determinados productos químicos y farmacéuticos, ciertas pinturas y manufacturas plásticas y de la cadena petroquímica) y pueden llegar a 10 años (vehículos de menos de 3.000 cc), 12 años (maíz amarillo), 24 años (cuartos de pollo) y 26 años (arroz). No obstante, se fijaron cupos de importación con arancel cero para maíz, lácteos y arroz desde el primer día de vigencia del TLC.

¿Qué pasará con los bienes cubiertos por el ATPDEA?

Las preferencias arancelarias (no cobro de aranceles) concedidas por Estados Unidos a la mayoría de productos colombianos se mantendrán hasta julio del 2013, para empatar con la vigencia del TLC, si es que no se ha iniciado antes.

¿Los vehículos nuevos importados de Estados Unidos bajarán de precio?

El actual arancel de 35 por ciento para los vehículos de menos de 3.000 cc se eliminará gradualmente en un plazo de 10 años a partir de la vigencia del TLC, lo que debe aumentar la competencia en el mercado colombiano y, en consecuencia, menores precios.

TLC: nuevo factor para consolidar el crecimiento

Con la aprobación del TLC con Estados Unidos concluye una larga espera y se proyecta el comercio exterior como palanca hacia un mayor desarrollo.

Colombia podrá ser, a mediano plazo, un destino de la inversión de clase mundial, por la situación estratégica del país dentro de América Latina, su creciente mano de obra especializada, el mejoramiento del clima de negocios y el esfuerzo conjunto con el sector privado desde el Programa de Transformación Productiva para que 16 sectores de nuestra economía sean jugadores de talla mundial, entre otras iniciativas.

Más inversión y más comercio equivalen a más empresas produciendo y, por ende, más empleos formales para nuestra economía.

El TLC con Estados Unidos es una oportunidad de oro para Colombia. Le da un giro a nuestra agenda de internacionalización y nos permite comenzar a gozar de los beneficios del libre comercio con la economía más desarrollada del mundo.

Estados Unidos es el mercado más grande del mundo, con más de 310 millones de consumidores, un producto interno superior a los 14,6 billones de dólares y un PIB per cápita de 47.400 dólares, según datos del 2010.

El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, junto con los demás TLC que tenemos vigentes, es, además, un soporte clave para que el país haga realidad la meta de triplicar sus exportaciones no mineras en los próximos 10 años, tema en el que ya comenzamos a trabajar de la mano del sector exportador.

La tarea, ahora, para todos los empresarios es redoblar los esfuerzos de emprendimiento e innovación para que el tratado sea la llave que abra el desarrollo del país; aprovechar estos espacios y mercado, repotenciar nuestras empresas de bienes y servicios para atender esta creciente demanda, y dirigir nuestros esfuerzos para hacer de Colombia una nación más próspera.

Desde el Gobierno, ponemos a disposición del país toda nuestra capacidad económica y creativa para que así sea.

Mayor comercio bilateral

La eliminación inmediata o gradual de los aranceles supone un alza del intercambio comercial bilateral. Parte de lo que antes se compraba a un tercer país podrá ser provisto total o parcialmente por EE.UU.

Estimaciones del Gobierno señalan que las ventas colombianas a Estados Unidos aumentarían 1.700 millones de dólares mientras que las importaciones crecerían 1.800 millones de dólares.

Estados Unidos prevé que su facturación a Colombia aumentará 1.000 millones de dólares.

SERGIO DÍAZ-GRANADOS
Ministro de Comercio, Industria y Turismo

(Texto: TLC: nuevo factor para consolidar el crecimiento)

Temas claves del acuerdo.


 ABCEl TLC es más que un pacto comercial. Es el acuerdo más amplio que han negociado los dos países. Estos son sus puntos centrales.



1-HACIA UN MERCADO LIBRE




Desde el primer día de vigencia del acuerdo se eliminarán los aranceles (impuestos a las importaciones) para el 99 por ciento de los productos industriales colombianos y para el 82 por ciento de los provenientes de Estados Unidos. Sin embargo, se fijó el desmonte gradual para algunos sectores. En el caso colombiano la eliminación de aranceles será de diez años para vehículos, de cinco para productos de hierro y acero y de 18 para el arroz y los trozos de pollo.

2-MUCHO MÁS QUE COMERCIO

El TLC contiene una agenda de 23 temas. Incluye garantías y reglas estables para la inversión y derechos de propiedad intelectual, para lo cual se mantendrá una protección de cinco años para los datos de prueba de las multinacionales y la protección que rige para las patentes. Por primera vez, en un tratado de este estilo, se incluye un capítulo referente al tema ambiental, en el que se consignan el respeto a la biodiversidad y los conocimientos tradicionales de las comunidades colombianas. En materia de servicios, el acuerdo facilita la movilización de proveedores en los dos países, especialmente en tecnologías de la información (software e ingeniería de sistemas), y explorar oportunidades de negocios en turismo. Hay un área sobre contrataciones públicas, soluciones de controversias y medidas sanitarias y fitosanitarias.

3-ALGUIEN VIGILARÁ QUE SE CUMPLA

El acuerdo cuenta con un mecanismo de solución de controversias por si alguna parte incumple lo acordado. Además, se crearon varias comisiones técnicas de seguimiento, entre ellas, una comisión administradora con capacidad de tomar decisiones para realizar ajustes a algunas partes de lo negociado. El TLC establece mecanismos de protección como salvaguardias automáticas. Se crearon mecanismos de cooperación técnica que permitan superar los obstáculos que surjan en el desarrollo normal de las actividades de exportación.

4- EL MITO DE LA ROPA USADA

En el acuerdo se prohibió el ingreso de ropa usada al país. Los productos remanufacturados podrían ingresar siempre y cuando sean bienes de capital y maquinaria muy especializada. Pero el gobierno insiste en que en ningún caso se va a presentar una inundación de productos de segunda en Colombia.

5- COMPROMISOS LABORALES

Aunque no hacen parte del texto del acuerdo, Colombia se comprometió con una agenda de normas laborales encaminadas a proteger a los sindicalistas. Para ello llevará a juicio a los autores de crímenes contra estos activistas y asignará más investigaciones judiciales para averiguar casos relacionados con violencia contra sindicalistas. También se comprometió a 'meter en cintura a las cooperativas de trabajo asociado que no estén cumpliendo las normas legales.

6- TODAVÍA NO COMIENZA

El acuerdo no entrará a regir de manera inmediata. Primero hay que expedir una serie de trámites y normas, especialmente en los temas aduaneros y fitosanitarios del país. Este proceso podría tardar alrededor de un año desde la sanción o firma del acuerdo por parte del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

7-EXCLUIDOS DEL TLC

El país no está obligado a privatizar las empresas de telecomunicaciones que sean del gobierno. Se excluyó del acuerdo la telefonía rural, especialmente la que se presta en municipios que cuentan con menos de 4.500 líneas instaladas. Será el gobierno el que ponga en marcha las medidas para mejorar el cubrimiento del servicio. La educación pública, sea básica, media o superior, tampoco se negoció. Los temas migratorios no hacen parte de este acuerdo.

8-LAS ZONAS FRANCAS NO SE TOCAN

Uno de los logros de Colombia fue el mantenimiento de las zonas francas, un régimen que permite el intercambio comercial con otros países con un tratamiento aduanero y tributario especial -las empresas pagan el 15 por ciento de renta frente a la tarifa general del 33 por ciento-. Actualmente hay 107 zonas francas aprobadas.

Ahora, a trabajar

Una vez el presidente Barack Obama firme el TLC, comenzará la etapa de implementación que incluye normas, leyes y otros proyectos que podría tardar un año. ¿Cuáles son?



El TLC ya es una realidad, no tiene marcha atrás y no está en tela de juicio: ya fue ratificado por el Congreso de Estados Unidos y ahora será firmado por el presidente Barack Obama. Sin embargo, todavía tiene un largo camino por recorrer antes de entrar en vigencia. Ahora viene el aterrizaje de todos los compromisos que se hicieron hace cinco años y para ello se necesitarán normas y leyes nuevas.
La primera será una fase técnica de revisión de textos en inglés y español y, luego, el intercambio de instrumentos de ratificación que, en términos jurídicos, es el banderazo para su entrada en vigencia.

Después los dos gobiernos deberán ponerse de acuerdo en temas como procedimientos aduaneros, regulaciones, medidas sanitarias y fitosanitarias, cronograma de desgravación arancelaria y normas relacionadas con marcas y patentes.

Según el ministro de Comercio, Sergio Díaz-Granados, el gobierno puede cumplir con estos requisitos en un periodo de entre ocho y 12 meses. "Esperamos que a finales del próximo año haya culminado el proceso".

A Perú esta etapa le tomó 14 meses. Pablo Belaunde, negociador del TLC entre ese país y Estados Unidos, señaló que la puesta en marcha del acuerdo se retrasó debido a la dificultad para poner en marcha los instrumentos jurídicos necesarios para viabilizar los compromisos. Esta etapa es crucial. "El acuerdo comercial es solo un instrumento, no podemos pretender que a partir de allí automáticamente se generen los beneficios, hay que hacer un trabajo en paralelo de coordinación entre el sector público y el privado", dijo Belaunde en entrevista a RCN Radio.

Los cuellos de botella en Colombia no son de poca monta. Hay temas aduaneros, de infraestructura, puertos, sanitarios y fitosanitarios que se deben atender. En promedio, en Colombia la importación o exportación de mercancías se demora hasta 14 días, y no debería superar los dos días. Hay congestión en los puertos porque no hay capacidad para el manejo de contenedores. Se siguen presentado problemas de corrupción y todavía una buena parte de la inspección de las mercancías se hace físicamente porque no están listos los escáneres para hacer la revisión de forma técnica.

Están pendientes grandes transformaciones en el ICA y el Invima para fortalecer los programas sanitarios y fitosanitarios, en el caso del primero, y para agilizar lo relacionado con patentes, en el segundo.

Para el presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz, hay que expedir un gran número de leyes en los próximos meses para estar listos a la entrada en vigencia del TLC. En los últimos dos años se han tramitado leyes relacionadas con servicios financieros, propiedad intelectual, servicios postales, así como la Ley del Primer Empleo, que les puso freno a las cooperativas de trabajo asociado que no estaban cumpliendo con las normas laborales.

El sector privado tampoco se puede quedar dormido en los laureles y sabe que debe reducir costos y modernizar sus aparatos productivos para hacerle frente a la competencia. 

Y cómo voy yo SECTORES No a todos les irá igual con el TLC. Mientras algunos están haciendo cuentas alegres, otros están preocupados por la competencia que se les avecina.


ESTÁN TRANQUILOS

AZÚCAR: Tiene grandes expectativas porque aumenta la cuota de exportación: pasará de 25.000 a 75.000 toneladas anuales. Adicionalmente se incluyó la venta de productos de confitería, un renglón que ha venido ganando mercado.

BIOCOMBUSTIBLES: Tiene grandes oportunidades que dependen de la decisión de Estados Unidos de disminuir su dependencia de combustibles fósiles, como el petróleo, e irlos reemplazando por biocombustibles como el etanol y el biodiésel, producción en la que Colombia incursionó hace cerca de una década.

TEXTILES Y CONFECCIONES: Ganan seguridad. Con el TLC se mantendrá indefinidamente el acceso que antes les daban, de forma temporal, las preferencias arancelarias. Se permitirá el ingreso libre de impuestos de confecciones para el hogar, ropa interior femenina y vestidos de baño, entre otros.

SERVICIOS: Hay potencialidades en los servicios profesionales de ingeniería, arquitectura, salud, consultoría, industria gráfica, software y tecnologías de la información, entre otros.

FRUTAS Y HORTALIZAS: Un área en la que se abren grandes esperanzas con el TLC. Aunque ya gozaban de las preferencias arancelarias, los problemas sanitarios y fitosanitarios han dificultado su acceso a ese mercado. Ahora se incluyó una instancia para dirimir esta clase de conflictos y así agilizar el ingreso.

FLORES: Los floricultores, que exportan a esa nación el 75 por ciento de la producción, contarán con reglas de juego estables.

CAFÉ: Se espera mantener un mercado ya conquistado por décadas y al cual los cafeteros dirigen la mayor parte de su producción. De Estados Unidos se podrán importar 130.000 toneladas de café tostado.

VEHÍCULOS: Tendrán un plazo de desgravación de diez años, tiempo en el que las ensambladoras nacionales deberán prepararse para la competencia. El mayor temor para el sector es el TLC con Corea.

PETRÓLEO: Colombia es el sexto proveedor de productos petroleros a Estados Unidos y espera con el acuerdo incrementar las exportaciones teniendo en cuenta que la producción nacional se acerca al millón de barriles diarios de crudo.

ESTÁN PREOCUPADOS

ARROZ: Es uno de los sectores más protegidos en Colombia, con aranceles (impuestos a la importación) del 80 por ciento. El acuerdo permitirá el ingreso progresivo del cereal estadounidense, con un cupo inicial de 79.000 toneladas anuales que se irá incrementando. Por los altos subsidios en Estados Unidos, al país llegará arroz a bajos precios. En 18 años la liberación será total. Este sector en Colombia tiene que hacer una reestructuración a fondo.

PRODUCTOS LÁCTEOS: Se fijó una cuota de exportación colombiana de 9.000 toneladas para subproductos como quesos y mantequillas, pero quedaron por fuera la leche entera y pulverizada. Los productores nacionales no están preparados para llegar a ese mercado con precios competitivos.

CARNE: Aunque se fijó una cuota de exportación de carne colombiana de 5.000 toneladas, no se han agilizado las normas sanitarias y fitosanitarias, lo que podría obstaculizar el ingreso de carne bovina a ese mercado. De Estados Unidos ingresarán, sin aranceles, 6.400 toneladas de cortes finos. Ese país es el primer productor de carne del mundo.

POLLO: Los consumidores estadounidenses prefieren comer la pechuga y consideran como desechos las demás partes del pollo, entre ellas, los cuartos traseros (pierna y pernil), que llegarían, según la industria avícola nacional, a precio irrisorio a Colombia. Las importaciones serían de 26.000 toneladas.

MAÍZ: Se fijaron importaciones de dos millones de toneladas anuales de maíz amarillo -alimento para aves y cerdos- y de 130.000 toneladas de maíz blanco -para consumo humano-, productos que son subsidiados en Estados Unidos. Si Colombia logra aumentar la producción de maíz, como lo está implementando, habría oportunidades.

El tratado imposible Los presidentes Juan Manuel Santos y Barack Obama se reunieron el 24 de septiembre de 2010 por primera vez. Obama habló con franqueza: primero iba a presentar el TLC de Corea para medir el clima político y abrirle así el camino al de Colombia. CRÓNICAEsta es la historia de cómo el TLC estuvo casi hundido, y de cómo resucitó.


Era la primera reunión del presidente Juan Manuel Santos con su colega estadounidense, Barack Obama. Y parecía inevitable abordar el tema que había ocupado la agenda entre los dos países desde 2006: la presentación al Congreso de Estados Unidos del TLC.

Era el 24 de septiembre de 2010. Santos llevaba un mes y medio en el poder, y Obama habló con franqueza: su estrategia, dijo, era presentar primero el TLC con Corea para medir el clima político y evaluar qué tan tortuoso podría ser el camino para aprobar el de Colombia. Para el recién nombrado embajador Gabriel Silva el mensaje era claro: olvídense, por ahora, del TLC. No era factible que el Congreso estadounidense agotara su capital con la votación de Corea y meses después volviera a jugarse con el de Colombia. El libre comercio es un tema explosivo y sensible en Estados Unidos, y era poco probable que los congresistas aceptaran dos TLC.

La incertidumbre creció en diciembre cuando el portavoz de la Casa Blanca comentó que, en su opinión, su gobierno no contaba con los votos para aprobar el tratado. El acuerdo quedaba relegado al cuarto de San Alejo de tratados inconclusos, y Obama le dio un puntillazo final en su discurso sobre el Estado de la Unión del 15 de enero: le pidió al Congreso aprobar el de Corea mientras "buscaba acuerdos con Colombia". Esa era una especie de sin salida para el recién llegado gobierno Santos.

La estrategia colombiana cambió. En lugar de dar la impresión de que suplicaba la aprobación del TLC, y de que este era indispensable y urgente, asumió una actitud despectiva. En reiteradas declaraciones, el embajador Silva dijo que si a finales de 2011 se mantenía el statu quo, su gobierno no insistiría más. El ultimátum causó escozor en Colombia, pero en Washington fue interpretado como una señal de que Colombia estaba a punto de tirar la toalla.

Sin embargo, el giro retórico no era suficiente. Había que persuadir a la escéptica administración Obama de que había una nueva Colombia, que Santos tenía una agenda progresista en temas laborales y de los derechos humanos que tanto resquemor generaban en la bancada demócrata. En febrero, la embajada en Washington programó una visita de una delegación de técnicos norteamericanos a Bogotá. Su misión: palpar sobre el terreno la sinceridad del discurso oficial pro derechos humanos y sindicales. En tres jornadas estos funcionarios escarbaron y preguntaron sobre lo bueno, lo malo y lo feo. De regreso a Washington recomendaron a sus superiores -el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Bill Daley, y el asesor presidencial Michael Froman- que las condiciones estaban dadas para entablar conversaciones con Colombia. Allí nació el plan de acción para asuntos laborales que anunciarían los dos presidentes el 7 de abril.

Sin el efectivo y oportuno cumplimiento del Plan de Acción, la prueba que necesitaba la Casa Blanca para justificar su apoyo al TLC, hubiera sido imposible lograr los votos en el Congreso a favor del tratado.

Pero todo ese esfuerzo habría sido nulo si el TLC con Corea se hubiera presentado en febrero o marzo como llegó a anunciar la administración Obama. Si el acuerdo de Corea arrancaba el trámite legislativo, y Colombia se rezagaba mientras ponia en práctica el plan de acción, el país corría el peligro de quedarse sin el pan y sin el queso. Y para los coreanos era un riesgo esperar que se resolvieran los asuntos colombianos. Al fin y al cabo, el TLC de ellos tenía el apoyo de algunos sindicatos y su impacto económico es diez veces el de Colombia. El poderoso lobby coreano presionaba a las empresas norteamericanas para que apoyaran la opción solitaria; publicó decenas de avisos, llamó insistentemente a sus congresistas aliados y hasta al conmutador de la Casa Blanca.

Colombia buscó nuevos aliados en ambos partidos para equilibrar el embate coreano. Por un lado, los republicanos, que habían retomado la mayoría en la Cámara, temían que el camino promovido por Corea afectara al de Colombia, que había sido negociado por la administración de George W. Bush. Los demócratas amigos del TLC, encabezados por Steny Hoyer en la Cámara y el senador Max Baucus, presidente del Comité de Finanzas, llegaron a la misma conclusión. Con visitas de Baucus a Cartagena en febrero y de congresistas claves -republicanos y demócratas- en abril a Bogotá, la alianza quedó sellada: Colombia y Corea se volvieron inseparables. Se tramitarían al mismo tiempo.

En la tercera semana de septiembre, el embajador de Corea en Washington llamó a sus similares de Colombia y Panamá, el tercer país con TLC congelado, que estaba al vaivén de lo que pasaba con los otros dos. Al calor de un té, el embajador, en un acto de realismo político les propuso coordinar esfuerzos para sacar adelante los acuerdos. La estrategia colombiana de hablar con franqueza, de demostrar resultados sobre el terreno y pegarse a los coreanos desenredó el nudo gordiano que se había convertido el TLC.

EL Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, que permaneció congelado cinco años y que llegó a estar más muerto que vivo, terminó aprobado en tiempo récord y por un amplio margen, si se compara con otros anteriores, como los de Chile y Centroamérica.

El hecho de que hubieran transcurrido casi cinco años entre la negociación y la ratificación ha puesto a pensar a muchos sobre si cambiaron -para bien o para mal- las expectativas que se habían generado inicialmente alrededor del tratado.

Evolución del TLC Colombia-Estados Unidos (2004-2011)
Los ejercicios que se hicieron, en su momento, basados en modelos económicos, indicaban que el TLC podría tener un efecto positivo en la estructura productiva del país -mejoraría la competitividad de las empresas­- e incrementaría en 1 por ciento el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia cada año de la vigencia. Esto, como consecuencia de un aumento en las exportaciones y en la inversión extranjera, lo que a su vez debería reflejarse en un crecimiento del empleo. Pese a las preocupaciones de muchos sectores, especialmente del agrícola, el balance, en el papel, era más favorable que adverso.

Pero las circunstancias han variado mucho en este quinquenio. El tiempo, que parece corto, para la economía ha sido largo. Hace cinco años nadie hablaba de recesión en Estados Unidos y la tasa de desocupación estaba en 4,5 por ciento, el nivel más bajo desde 2001. El contraste es evidente. Hoy, el desempleo en Estados Unidos supera el 9 por ciento y la economía está en crisis: la probabilidad de una nueva recesión es superior al 60 por ciento.

Por otro lado, en materia de comercio, el mundo no era más abierto hace siete años que ahora, pero con la crisis de la economía en 2008, las ideas anti libre mercado se han fortalecido y hay un rebrote del proteccionismo, que es adverso a los TLC.

En Colombia, el ciclo económico viene en ascenso desde que comenzaron las negociaciones, la inversión extranjera y las exportaciones siguen en auge (sin TLC) y los precios de las materias primas que vende el país están disparados.

Sin duda, el TLC con Estados Unidos llega en otro instante para la economía mundial y esto abre la duda sobre si se cumplirán las expectativas que tenía Colombia inicialmente. Algunos analistas piensan que este es un buen momento para sacarle partido al tratado, pero también hay voces menos optimistas.

Para el presidente de la Andi, Luis Carlos Villegas, es una buena noticia para enfrentar el año 2012, que será de desaceleración mundial. "Yo creo que este instrumento más el que tenemos ya vigente con Canadá y Suiza y el que estará vigente con la Unión Europea nos ayudarán a compensar con creces la caída mundial y podremos pasar a un año 2012 con crecimiento positivo, no solo en producto, sino en empleo".

El exministro de Comercio Jorge Humberto Botero señala que el TLC es una política de largo plazo, y que la economía norteamericana en algún momento se recuperará. No hay que olvidar que es la economía más grande del mundo: el mayor exportador e importador del planeta.
Hasta podría decirse que al TLC lo salvó la campana porque con el proteccionismo que se está imponiendo en todo el mundo, y con un incierto año electoral en 2012, pasará mucho tiempo antes de que Estados Unidos vuelva a firmar otro acuerdo comercial. Con el fracaso del multilateralismo en la Ronda de Doha (negociaciones comerciales entre los miembros de la Organización Mundial del Comercio) y del Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), los países no tienen de otra opción más que acudir a los acuerdos bilaterales para buscar beneficios comerciales.

Así las cosas, en buena hora se logró destrabar el acuerdo con Estados Unidos, un país con tradición de libre mercado, pero que atraviesa un momento de deterioro económico -desempleo creciente durante tres años- que fortalece la corriente proteccionista.
Esta circunstancia se convierte en una gran oportunidad para Colombia. El hecho de que Brasil no tenga un TLC con Estados Unidos, por ejemplo, ya ha despertado el interés de empresarios de ese país para buscar a Colombia como plataforma de localización y, respetando las reglas de origen, tener mayor acceso al mercado más grande del mundo. Lo propio está ocurriendo con inversionistas de otros países.

El ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, dice que el hecho de que Perú, Chile, México, Centroamérica y ahora Panamá tengan TLC con Estados Unidos le da un mayor sentido al tratado colombiano. "Si no tuviéramos TLC, sería como entregarles en bandeja de plata a los centroamericanos ese mercado, porque ellos tienen una oferta exportable similar a la nuestra, mejor infraestructura y están más cerca de Estados Unidos. Las posibilidades de Colombia quedarían borradas si no tuviéramos TLC y ellos sí".

Para el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, el Tratado de Libre Comercio llega en el momento más oportuno. Su argumento es el siguiente. Hace un año, los costos de mano de obra manufacturera en Asia estaban alrededor de los 60 centavos de dólar y hoy están en un nivel de 1,60. Mientras tanto, en Colombia, el valor es de 1,70, lo que da un margen para competir con los asiáticos en el mercado gringo con productos de valor agregado.

Además de esto, Echeverry considera que es la opción para que las empresas pongan en marcha las inversiones que han estado frenadas por la incertidumbre del tratado.

La Andi considera que ahora los industriales colombianos podrán tener grandes fortalezas para enfrentar la competencia con países como China e India, al contar con las ventajas propias del tratado y el respaldo de una potencia económica como Estados Unidos.

No hay que olvidar que la economía china ha pasado a ser una de las más dinámicas del mundo. China ha empezado a desplazar a los exportadores latinoamericanos que sustentan su competitividad en mano de obra de bajo costo e incluso ha llegado a ser uno de los principales proveedores de América Latina.

Colombia sigue siendo un país exportador de bienes primarios -70 por ciento de la oferta exportable-, y aunque esto no es lo ideal porque estos productos son intensivos en capital y no en mano de obra, el TLC llega en un momento en el cual los precios de las materias primas y commodities están en alza -y seguirán en estos niveles-, lo cual permite sacarle más provecho a esta característica de la oferta exportadora.

A todo lo anterior hay que agregar que en las últimas semanas se produjo una inesperada devaluación del peso frente al dólar, lo cual aumenta la competitividad de los exportadores. Y aunque el aumento de la tasa de cambio no es estructural y puede no ser duradera, al menos demuestra que tampoco es inexorable la tendencia que se venía produciendo en sentido contrario -la revaluación-, que tenía con los pelos de punta a los productores nacionales.

Que sea un pretexto
El TLC no es una panacea ni su aprobación traerá de inmediato toda clase de beneficios. Pablo Belaunde, coordinador del TLC con Perú, dice que "hay que hacer un trabajo en paralelo para mejorar la competitividad".

El ex ministro de Hacienda José Antonio Ocampo considera que los TLC crean oportunidades y riesgos a la vez. "El que no son panacea lo muestra el caso de México bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte: mucho crecimiento exportador y mucha inversión, pero muy lento crecimiento, mucho menos que el de Colombia desde 1994 sin TLC".

Según Ocampo, las mayores exportaciones no serán automáticas y "dudo que se cumpla la aspiración, más que la meta, de triplicarlas en cinco años. Y, mucho más importante, como lo refleja el caso mexicano, no se traducirán necesariamente en mayor crecimiento porque habrá sectores afectados". La clave -dice- es crear las condiciones para que los sectores productivos se beneficien de la oportunidad, lo que significa una estrategia productiva de largo alcance y una tasa de cambio competitiva. "Temo que ninguna de las dos está dada hoy en día".

Aunque no vale la pena llorar sobre la leche derramada, Sergio Clavijo, director de Anif, señala que la tardanza en la ratificación del TLC con Estados Unidos hizo perder un tiempo precioso en la consolidación de un sector exportador mejor balanceado, lo que generó sesgos a favor de producciones capital-intensivas y en detrimento de las oportunidades de empleo y equilibrios sociales más duraderos. "Ese tiempo precioso jugó en contra de Colombia, pero a favor de México, Chile, Perú y toda Centroamérica".

Esto se corrobora con lo que ha sucedió mientras el TLC estuvo hibernando. Desde 2006, las exportaciones no tradicionales hacia Estados Unidos se han mantenido casi constantes mientras que las tradicionales han venido en permanente incremento.

Esto lo que demuestra, dice Clavijo, es que la penetración de las exportaciones de commodities no requiere de TLC, pero las no tradicionales (las intensivas en mano de obra) sí lo requieren, siendo este el gran desafío que enfrenta Colombia.

La verdad es que más allá de la posibilidad de tener acceso al mercado más grande del mundo, a una economía que representa cerca de la tercera parte del PIB mundial (14,7 billones de dólares), con una población de 300 millones de habitantes y con una alta capacidad de consumo (PIB per capita de 47.300 dólares), ocho veces más alta que Colombia, el TLC lo mejor que tiene es que será un pretexto para que el país progrese y se desarrolle.

En general, abre un potencial amplio para que Colombia se transforme. Es la mejor excusa para dar un salto al siglo XXI, superar el atraso que tiene la infraestructura del país; poner a las instituciones sanitarias, fitosanitarias, portuarias, aduaneras, a nivel de talla mundial; elevar el nivel educativo de los colombianos; cerrar la brecha que el país mantiene en invocación, ciencia y tecnología; ampliar la oferta exportable y generar empleo. Si se hacen bien las cosas, paradójicamente también el sector agropecuario, que se siente amenazado, se puede convertir en un gran motor de crecimiento, como ya está sucediendo en Perú, así no todo sea por efecto del TLC.

Desde el punto de vista político, los países que tienen TLC con Estados Unidos han fortalecido esta relación bilateral, que para cualquier país es crucial. Incluso México, país que tuvo siempre una actitud de amor y odio hacia el coloso del norte, se ha convertido en un estrecho socio. Colombia tiene sólidos lazos diplomáticos con Washington, en especial desde la existencia del Plan Colombia desde hace una década. Con los intereses que se fortalecerán entre los empresarios de cada país, el matrimonio tendrá una suerte de blindaje frente a los sube y baja de otros tiempos.

El gobierno Santos tiene un gran desafío. Tendrá que mostrar su capacidad de ejecución y liderazgo para coordinar la transformación de la estructura productiva en muchos sectores, implementar reformas y modernizar las instituciones. Si el país aprovecha esta oportunidad que da el TLC, la espera habrá valido la pena.

Evolución del TLC  Colombia-Estados Unidos (2004-2011)

  1. El 18 de mayo de 2004, en Cartagena, se inició la primera ronda de negociaciones para la firma de un TLC con Estados Unidos, con Hernando José Gómez al frente del equipo.
  2. En marzo de 2006, Colombia entregó  los textos, anexos y listados de desgravación completos al gobierno de Estados Unidos, tanto en inglés como en español. 
  3. El 24 de agosto de 2006, el gobierno de Estados Unidos efectuó la notificación oficial del TLC. 
  4. El 22 de noviembre de 2006, el ministro de Comercio, Jorge Humberto Botero, y el representante comercial de Estados Unidos, John Veroneau, firmaron en Washington el TLC.
  5. En julio de 2007, el Tratado fue aprobado en el Congreso colombiano y sancionado por el presidente de la República.
  6. El 24 de julio de 2008, la Corte Constitucional dio el aval al TLC.
  7. 2008 En plena crisis económica en Estados Unidos, la embajadora Carolina Barco programa visitas de congresistas a Colombia para tratar de ambientar el acuerdo.
  8. El 13 de enero de 2009 se encontraron por última vez Uribe y Bush, y ya no había nada que hacer. El TLC pasó a manos de Barack Obama.
  9. 2011 Los presidentes Santos y Obama firman un plan de acción para tratar de descongelar el TLC.
  10. 2011 Bajo el liderazgo del embajador en Washington, Gabriel Silva, comenzó la tarea de agilizar el plan de acción y mover el interés del Congreso norteamericano.
  11. El 3 de octubre DE 2011 se inició el trámite del Tratado en el legislativo de Estados Unidos.
  12. El 13 de octubre de 2011, el Congreso de Estados Unidos ratificó los tratados de Colombia, Panamá y Corea.

Para escuchar atentamente !!


Colombia, mayor competitividad con el TLC frente a países de la región

Un paso adelante da Colombia en materia de competitividad frente a países de la región con la aprobación de Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, según destacan expertos y directivas de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi).

Para la Andi el TLC le permite a Colombia igualar las condiciones de acceso que tenían países como México, Chile y Centroamérica que cuentan con tratados ya vigentes con Estados Unidos. Otra ventaja es que complementa el proceso de integración comercial con otras naciones de Suramérica como Perú y Chile.

El exministro de Comercio Exterior, Jorge Humberto Botero, cree que el país ahora si está a la par con otras naciones de Latinoamérica debido a que si bien tienen estructuras económicas diferentes le compiten por el acceso a su mercado.

Y es que para Colombia representaba una traba el no contar con preferencias arancelarias en Estados Unidos porque al formar parte del Acuerdo del Pacífico (del que además hacen parte, México, Chile, Perú y que apunta a tener una estrategia común para los mercados internacionales como el asiático), necesitaba que no existieran restricciones para recibir inversiones de empresas de los otros países.

En el mediano plazo se vislumbraban inconvenientes por que las empresas interesadas en instalarse en el país para participar del desarrollo de negocios locales con potencial con miras a exportar se desestimarían al no poder vender a uno de los mayores mercados del mundo con aranceles preferenciales. Lo que se temía era que entonces las inversiones se fueran para México, Chile y Perú, que ya cuentan con el TLC.

Para la Andi, este acuerdo comercial también es fundamental para los empresarios nacionales porque ya otros países como Brasil empiezan a considerar el firma un TLC con Estados Unidos. En Brasil el acuerdo se ve como una posibilidad para afianzar su alianza energética para combustibles no fósiles, campo en el que se perdería terreno.

“Se presenta ante nosotros un instrumento maravilloso de desarrollo económico, social e institucional. Solo queda aprovecharlo debidamente en nuestro beneficio con una política exterior que sirva a Colombia como potencia regional de primer orden”, señaló Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi.

Por su parte, Carlos Eduardo Botero Hoyos, presidente Ejecutivo de Inexmoda, dijo que la cadena textil-confecciones se beneficia con el concepto de acumulación de origen extendida, que permitirá conformar la proveeduría de materias primas entre todos los países del continente con los cuales Estados Unidos tiene tratados de libre comercio.



EL MERCADO ASIÁTICO

Los análisis de la Andi muestran que también la negociación con Estados Unidos le da ventajas al país para enfrentar la competencia de países como China e India, porque tendrá el respaldo de una potencia económica como Estados Unidos.

La razón es que a ser la economía China una de las más dinámicas del mundo ha empezado a desplazar a los exportadores latinoamericanos porque sustentan su competitividad en mano de obra de bajo costo. Justamente esta particularidad de bajo costo ha llevado a que se convierta en uno de los principales proveedores de América Latina.

Fuente: http://www.eluniversal.com.co/cartagena/economica/colombia-mayor-competitividad-con-el-tlc-frente-paises-de-la-region-48533

Del TLC con E.E.U.U.


El congreso de los EEUU aprobó el texto  definitivo del TLC con nuestro país – junto con los de Panamá y Corea del Sur – para luego pasar a sanción presidencial, nos conviene saber si nuestras empresas en la región Caribe se encuentran preparadas para tener la posibilidad de que sus productos o servicios entren de manera preferencial al principal mercado consumidor del mundo, hecho que deberá concretarse en unos seis meses.
Aparte de las necesidades de infraestructura vial y portuaria de nuestra región -  hecho en el cual el país es consciente de su atraso y en cuyo renglón ocupa los peores lugares en competitividad internacional – y de la tan ansiada recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, uno de los principales requisitos para lograr penetrar en este mercado de más de 300 millones de habitantes es que la calidad de los procesos, productos y/o servicios de las empresas de la costa se rencuentren certificados por un ente reconocido nacional e internacionalmente. Así los compradores norteamericanos tendrán la confianza de saber que lo que ofertamos  tiene esa connotación.
En ese orden de ideas, dialogamos con el director en la costa del Icontec (Instituto Colombiano de Normas Técnicas): Juan Carlos Martínez Tobo, pues recordemos que esa entidad – fundad en 1.963 -  tiene hoy presencia en 13 países de Centro y Suramérica y está acreditada, entre otros, por el Instituto Americano de Normas Nacionales de EEUU (ANSI). Es, sin lugar a dudas, el mayor y más experimentado certificador de la calidad en Colombia.
Allí nos enteramos de unas cifras por demás preocupantes: En el Caribe colombiano existen unas 70 mil empresas – entre grandes, medianas, pequeñas o micros; privadas o públicas; manufactureras o de servicios – formalizadas a través de las cámaras de comercio de la región, y solo 642 de ellas tienen certificado de calidad en alguno de sus procesos así: Atlántico 295, Bolívar 208, Cesar 27, Córdoba 42, La Guajira 16, Magdalena 38, Sucre 12 y San Andrés 4. Es decir, que menos del 1% de las empresas de nuestra región tienen alguno de sus procesos certificados en calidad…!! O lo que es lo mismo: más del 99% se encuentran sin tal requisito..!!. Llama la atención  que, por especificidad de la norma técnica, en toda la costa existen solo 13 empresas con certificados vigentes en calidad turística, 42 en gestión para micros y pequeñas empresas, 26 en sistemas de gestión ambiental, 2 en inocuidad de alimentos y 17 en gestión pública.
No entendemos como estamos pensando en nuestra inserción en la economía global, en la elaboración de planes departamentales de competitividad y en el aprovechamiento de los TLC que ha firmado el gobierno colombiano con Centroamérica, Canadá, la Unión Europea y ahora el tan esperado con los EEUU, si ni siquiera llenamos los mínimos requisitos de una certificación con validez internacional que demuestre, de forma permanente, que los productos o servicios de nuestras empresas cumplen con un referencial técnico bajo sistemas de fabricación y control eficaces y confiables, lo cual proporcionaría respaldo y seguridad al tratar de establecer nuevas relaciones comerciales con los consumidores en el mundo.


Fuente:  http://www.vamosaandar.com/?p=17900

El que no sabe . . .