LA OPOSICIÓN
Héctor Hernández Ayazo
Publicado el 24 Marzo 2013: http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/la-oposicion
En la medida en que el expresidente Uribe aumenta
sus mensajes acerbos contra el Gobierno y en que el descontento social se
refleja en las encuestas, el presidente Santos incrementa sus descalificaciones
directas o indirectas a sus contradictores y los opinantes afectos al
Presidente o distanciados de Uribe y el Polo suben el tono de sus censuras a
los opositores.
En primer lugar pienso que la oposición que recibe
el Gobierno, sea particularmente fundada o sistemática, es anodina en cuanto a
impedir u obstaculizar las políticas del Gobierno. La oposición no es siquiera
el diez por ciento del Congreso. Santos tiene a su lado a los partidos Liberal,
Conservador, Cambio Radical, Verde, la U y el Pin, cuyos directivos repiten a
diario y hasta el cansancio que su respaldo al gobierno de Santos es
incondicional. Y de las Cortes de justicia desapareció el manifiesto enojo
contra el ejecutivo que fue signo distintivo de la etapa Uribe y ahora
predomina la complacencia con el Gobierno, con quien muchos de los magistrados
cocinaron la malhadada reforma judicial que la mayoría de la sociedad civil
rechazó con indignación.
¿Entonces en qué queda la oposición? Pues en el
plano de las ideas. Y si las encuestas reflejan a un pueblo con amplios
sectores descontentos o críticos con el Gobierno quiere decir que, a pesar de
éste detentar una maquinaria que no encuentra obstáculos para mandar, las
gentes no aprueban ni el estilo ni el desempeño de Santos y su equipo.
Que los protosantistas se quejen de que Uribe y el
Polo dividen la opinión sólo comprueba la debilidad del Gobierno y de los
partidos tradicionales. A pesar del unanimismo del establecimiento político, el
Gobierno capta opinión en grado muy bajo. El conglomerado de partidos
coaligados en la Unidad Nacional –Liberal, Conservador, Cambio Radical, Verde,
la U y el Pin- debieran reflexionar con profundidad y seriedad, pues el
fenómeno muestra que son fuertes en maquinaria y con esa fortaleza que hoy
envuelve una alta dosis de corrupción del erario podrán ganar elecciones y
reelecciones, pero no tendrán autoridad suficiente para declararse auténticos
voceros del pueblo y el gobierno respaldado por ellos gozará de legitimidad
precaria.
Lejos de censurar la oposición, que es un
ingrediente fundamental para que una democracia se realice y se afiance, los
gobiernistas debieran hacer examen de conciencia y mirar qué deben rectificar.
Cuando hay tanto descontento muchas cosas andan mal.
Y muy tonta la acusación de polarización, pues
¿quién polariza: el gobierno que propone políticas o quien se opone a ellas?
Así, ese hábito de acusar de polarizador a quien se opone al Gobierno es una
monserga tonta en cuyo fondo late el deseo de suprimir la oposición para que el
aplauso al régimen sea universal.
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